Empresas, instituciones de salud y actores del ecosistema Health & Pharma están hoy frente a un punto de inflexión. Tradicionalmente, las inversiones en salud han gravitado en torno al equipamiento tangible: camas, aparatos de diagnóstico, infraestructura hospitalaria. Pero el discurso está cambiando: incorporar innovación, digitalización y evolución de procesos ya no es un “extra”, sino una variable estratégica con fuertes repercusiones en el negocio, en la experiencia del cliente, pacientes y medicos y en la sustentabilidad del sistema.
Nuestra senior advisor, Ariana Koffsmon, lo formuló con claridad: la transformación no es solo tecnológica, sino cultural. En esta nota exploramos el impacto real de los proyectos de salud innovadores —los riesgos, los retornos, los retos y las oportunidades— con respaldo en datos y ejemplos globales.
El dilema histórico: inversión visible vs. retorno digital
Una característica persistente del sector salud es que las inversiones “visibles” —edificios, equipamiento médico, instalaciones— han sido priorizadas (porque “se ven”, porque se pueden cuantificar fácilmente). En contraste, proyectos de digitalización, innovación en procesos o cambios culturales suelen considerarse costosos, poco medibles, de retorno incierto.
¿Por qué cuesta ver ROI en innovación?
- Los beneficios no siempre son inmediatos ni lineales: muchas mejoras provienen de eficiencia operativa, reducción de errores, mejor adherencia, menor “fuga” de pacientes, satisfacción interna o reputacional.
- El apalancamiento en cultura y procesos exige tiempo y acompañamiento.
- En salud, la adopción muchas veces es lenta por barreras normativas, resistencia interna o falta de interlocutores técnicos.
Este contexto hace que, en muchas organizaciones, el financiamiento de proyectos digitales quede relegado.
La pandemia como catalizador irreversible
La emergencia sanitaria demostró que ciertas tecnologías ya no son opcionales. Ariana lo señala con contundencia: sin herramientas para teleconsulta, sin autogestión del paciente desde casa, difícilmente el sistema podría haber funcionado.
- La telemedicina pasó de ser una alternativa complementaria a un canal central para muchas consultas.
- Los sistemas de autogestión digital del paciente (agendas, seguimiento remoto, monitoreo) se transformaron en elementos de continuidad del servicio.
- Esa experiencia “forzada” generó evidencia práctica de que ciertas inversiones digitales sí pueden tener un retorno tangible.
Hoy, muchas instituciones ya aceptan que la digitalización no es un lujo sino una necesidad estratégica.
¿Qué impactos concretos pueden tener estos proyectos en los negocios?
Aquí conviene desplegar una visión múltiple: financiero, operacional, reputacional, estratégico.

Un estudio reciente sobre transformación digital en salud (2024) muestra cómo la IA integrada a plataformas móviles puede aumentar el desempeño del sistema de salud, al optimizar la gestión de recursos y trabajar en predicción de escenarios.
En otra revisión sistemática sobre la “Industry 4.0 en salud” se documentan múltiples casos donde tecnologías como IoT, big data, sensores y machine learning ya se emplean para seguimiento de pacientes y mejor administración de recursos.
En el ámbito de la salud pública española, la Estrategia de Salud Digital propone que la innovación no sólo impulse eficiencia sino transparencia, uso secundario de datos y mejores resultados para las personas.
Cómo asegurar que la transformación se perciba como inversión estratégica
Para que estos proyectos sean adoptados con éxito y vistos como palancas de negocio, recomiendo enfocar en estos puntos:
- Comenzar con casos de uso concretos y de alto impacto
Elegir procesos críticos donde la digitalización y la innovación puedan generar mejoras palpables (por ejemplo, agendamiento y triage digital, gestión de camas y epicrisis automatizada, seguimiento de pacientes crónicos). El éxito en esos casos sirve como “puerta de entrada” para expandir.
- Métricas claras desde el inicio
Diseñar indicadores —financieros, operativos y de experiencia— antes de desplegar. Mide ahorro de tiempos, reducción de errores, satisfacción, retención de pacientes. Los dashboards ahora son dinámicos y permiten adaptarse rápido a los cambios del sistema.
- Pilotaje y escalamiento progresivo
Desplegar primero en unidades o clínicas piloto, iterar, ajustar, demostrar valor, luego escalar hacia el resto del sistema.
- Enfoque en cultura y capacitación
No basta con tecnología: es clave acompañar a los equipos (profesionales de salud, administrativos) con formación, coaching en adopción y acompañamiento en el cambio.
- Gobernanza del dato y estándares
Adoptar estándares (por ejemplo HL7 FHIR en interoperabilidad) y crear estructuras de gobernanza de datos (quién accede, cómo se comparte, políticas de seguridad).
- Comunicación estratégica
Hacer visibles los beneficios internos y externos: difundir resultados, historias de éxito, mejoras percibidas por los pacientes. Transformar la narrativa de “gasto” a “inversión transformadora”.
Del desafío a la oportunidad: nuestro enfoque en proyectos de salud
En definitiva, los proyectos de salud basados en innovación no son un gasto accesorio: son una inversión estratégica que impacta en la eficiencia, en la fidelización de pacientes, en la diferenciación competitiva y, sobre todo, en la cultura organizacional. El verdadero desafío ya no es tecnológico, sino humano: acompañar el cambio cultural y lograr que tanto el cliente interno como el paciente externo perciban el valor de estas transformaciones.
En Think Thanks creemos que esa transición requiere un abordaje integral: estrategia, procesos, cultura y tecnología trabajando de manera coordinada. Desde nuestra vertical de Strategy, con la experiencia de senior advisors como Ariana Koffsmon en Health & Pharma, acompañamos a instituciones y empresas del sector a:
- Definir hojas de ruta de innovación con métricas claras de retorno.
- Rediseñar procesos críticos para que la digitalización se traduzca en mejoras palpables.
- Gestionar el cambio cultural, preparando equipos para adoptar y sostener nuevas prácticas.
- Impulsar experiencias centradas en pacientes y médicos.
Nuestro propósito es claro: transformar retos en oportunidades, y demostrar que la innovación en salud puede —y debe— ser motor de crecimiento sostenible para el negocio.